Nadie te prepara tampoco -y en eso las enfermeras pueden ser
muy crueles a veces- para el examen de turno que toca hacer. Uno entra como un
cordero, desnudo en su ridícula bata azul y rígida, y te pinchan, te sientan,
te paran, te dicen "acuéstese ahí", "póngase estos algodones en
los oídos". Nadie me explicó que no me moviera dentro del tubo donde me
metieron boca abajo y con las manos hacia arriba, ni que duraría 30 minutos. El
ruido espantoso, la mano que comenzó a dormirse, las tetas metidas en una
especie de bandeja, yo boca abajo, primero pacientemente, y luego poco a poco
con el brazo adormecido, cada vez más, al punto que me dolía, el cabello sobre
la cara, y un gran calor por todo el cuerpo, las gotitas de sudor, y la mente, ¡ay
la mente! Pudiera uno desprenderse de ella por momentos. Ella es voluntariosa y
salvaje, así que en esa situación de minusvalía comenzó a acribillarme con un “ataque
de pánico en ciernes". -No puedes salir de aquí, estás encerrada- ella
grita. Me moví para ver si estaba viva, si la mano se despertaba, si el cabello
se separaba del rostro. ¡Y qué calor inmenso recorriendo mi cuerpo, insoportable!
Ya no aguanto, quiero salir. Tengo esta pera plástica en la mano para una emergencia.
¿Esto será una emergencia? Siento que voy a perder la razón muy pronto. ¿Es una
emergencia? ¿Me atrevo a portarme mal y toco la pera –porque en el fondo yo sé
que no es una emergencia-? ¿Es una emergencia real? Debe ser una emergencia
porque creo que voy a enloquecer. ¡Que alguien me ayude, quiero ver un rostro!
Entonces toco la pera y una voz metálica desde una corneta dice "espere un
momento" y luego me regañan porque si me sigo moviendo tendrán que
repetirlo todo otra vez y yo pienso que nadie me dijo que no podía moverme. La
mujer me amenaza con un "si te sigues moviendo te sacamos porque hay otros
pacientes que esperan para entrar y pierdes tu turno" y yo suplico que me
quiten la cobija porque me muero de calor y pido que entre mi esposo. La cobija
me la quitan, pero de mi esposo dicen "él no quiso entrar" (cosa que
no es cierta). Yo trago grueso y lucho con mi mente y el cuerpo inmóvil, otros
diez o quince minutos más. La pesadilla termina y salgo temblorosa y asustada
de allí. Un cordero es la imagen justa a mi situación. Una señora sonriente
espera su turno afuera, "otro cordero" pienso, y yo tengo ganas de
decirle que no se mueva, "nadie te lo va a decir, pero no te muevas"
le voy a susurrar al oído como quien va al paredón y conoce la fórmula para que
la bala entre en el lugar equivocado... Pero no me atrevo porque vamos también
como presas, ella desnuda y yo desnuda, con estas batas azarosas e incómodas.
No me atrevo porque quizás a ella la mente no la va a traicionar y no se moverá...
O yo la asuste con mi respiración agitada y mis ojos desorbitados. En todo caso
estoy muy cansada para ayudar a nadie y debo solo vestirme para que me quiten
la puya que tengo aún clavada en la vena y huir de allí. Huir. He pasado la
segunda prueba en esta carrera de obstáculos.
Le siguen otra serie de exámenes, uno de ellos muy
desagradable porque hay que tomar cantidad de un líquido asqueroso que llena
todo el paladar con un sabor extraño, aparentemente sutil pero infinitamente
penetrante. Toda la mañana hay que tragar este líquido, cada quince minutos, y
aguantar las ganas de ir al baño. Luego entrar a la máquina a punto de
estallar, los pantalones a mitad de la rodilla, el brazo a un lado para que lo
pinchen, dos enfermeras haciendo preguntas de si duele o no, y sí duele,
cuánto, no sé por qué duele endemoniadamente esta inyección en la vena, comienza
el examen que gracias a Dios es más corto que el anterior. Termina , y yo
me levanto temblorosa y corro desesperada al baño
con los pantalones aún abajo. En estas
situaciones se pierde todo la vergüenza, no importa quién te vea. Luego comienzo a temblar, y me visto con esta
tembladera extraña y la mandíbula que no deja de chasquear. Me quitan la puya
de la vena y salgo. Me siento libre, abrazada por los míos que me esperan en la
puerta. Otro obstáculo superado.
Genaro. No se que decirte, tu valentía y la manera en que te tomas esta incomoda situación, me dejan sin palabras, no se si te servirá de algo que un perfecto desconocido te escriba al respecto, soy un desconocido pero un admirador de tu obra y tu talento, y una de esas personas que por casualidad de la vida estuvo contigo en momentos especiales en tu familia, pero una cosa si te digo y cuenta con ella te tendré presente en mis en mis oraciones . un abrazo fraterno
ResponderEliminarMe encanta cómo describes tu dolorosa vivencia. Con qué convicción. Se puede decir más alto, pero no más claro.
ResponderEliminarA pesar de todo hay que sobreponerse y seguir luchando en la confianza de que los seres humanos dicen que tenemos memoria selectiva y que tenemos mucha más capacidad de olvidar los malos tragos y que al final nos quedamos con las buenas cosas que nos pasan en la vida. Ánimo y muchos besos
Escribe Sofía en facebook:
ResponderEliminarSonia gracias por hacer que mi visión de la vida cambiara en el transcurso de unos días. Atesoro tus palabras de aliento en el bolsillo más preciado de mi ser. Tu alma ha sido siempre tan bella que traspasa tu cuerpo e ilumina todo a tu paso. No me sorprende tu valor, es parte de tu fascinante vida que he amado desde que éramos niñas. Te quiero hoy y siempr
Escribe Fabiola en facebook:
ResponderEliminarSólo quería comentar la forma tan bonita como relatas tu historia. Recuerdo cómo me agobiaba yo con mi propia experiencia, y te veía allí tan llena de vida, equilibrada, fuerte, no podía sino admirarte y tomarte como mi ejemplo a seguir. Te quiero mucho.
escribe Kalu Fermandois en facebook:
ResponderEliminarLa vida nos muestra obstáculos y lo importante es escalarlos, aprendemos de todo, del susto de encontrarlos, del proceso de sobrellevarlos y de los resultados. Lo importante es vivirlos así de profundos con los que Uds. viven todo. Se les quiere y admira hermanas hermosas, incluyo a Milagros
!Bien Sonia valiente! Aunque titubees y te asustes. La valentia no es no tener miedo, es afrontarlo y seguir adelante, dolorida el alma, golpeado el orgullo (¿!esto a mi!?), pero viviendo a conciencia, con la disosición de hacerle frente a lo que sea, para continuar la historia que es cada una de nuestras vidas.... y al final, seremos lo que hayamos querido ser... Te quiero
ResponderEliminarciao Sonia!!!
ResponderEliminarcredo che sia che esista un disegno per questa nostra vita terrestre o che tutto sia regolato dal caos o dal nulla tu sei una persona in grado di affrontare esperienze difficili, ardue, terribili, che compongono il quotidiano di molti e l'immaginario di tutti, e di saperle trasformare mettendo a nudo la poesia della nostra cruda umanità. A tutti è affidato il compito arduo di migliorare questa esistenza, di aggiungere bellezza alla vita, ma non tutti riescono, per molti e molti motivi. tu ce la fai. io sono felice di leggerti, di portarti nel mio cuore e nei miei pensieri di tutti i giorni. mi scuso per poter scrivere queste righe solo in italiano, ma desidero far parte di questa pagina. grazie. danilo