La noticia de la muerte de Eva Ekvall me dejó contra el
piso. Para los que me leen fuera de la frontera y no la conocen, Eva fue Miss
Venezuela en el 2000 y diez años más tarde, en febrero de 2010 le diagnosticaron
un cáncer de mama. Cuando la diagnosticaron, tenía 26 años, estaba
recién casada y acababa de dar a luz a una preciosa bebé. Yo la conocí más que
todo por su libro “Fuera de Foco” que leí unos meses después de enterarme de
la noticia de mi cáncer. El libro, un compendio muy hermoso y crudo de fotos de
Roberto Mata y el hermoso testimonio de Eva, familiares y amigos cercanos, me
conmovió y me movió el piso aunque también me dio esperanza. Pero a los pocos meses de su publicación,
cuando parecía que todo para Eva había sido un mal sueño, el cáncer volvió y
esta vez se instaló sin titubeos. Recuerdo que cuando me enteré de la noticia de
su recaída veía el libro sobre mi estantería como si quemara…al tiempo que imploraba por su recuperación.
Hoy me doy cuenta, muy a mi pesar, de que no se puede cantar
victoria ante esta enfermedad, al menos no antes de que hayan pasado cinco
largos años. No puedes ser tampoco “un ejemplo para otras” porque cada caso es
único y particular y cada tratamiento también y cada respuesta del cuerpo y de
la mente igual. Es por eso que ayer, ante mi tristeza, mi agobio y mi falta de
claridad, llegué a pensar en suspender este blog, porque está bien escribir
sobre todo lo que sientes, pero ¿con qué sentido publicarlo?
Sin embargo, hoy, más lúcida, me doy cuenta de que en el
fondo (en el fondo del fondo) me cuesta tanto “sacar a la luz” estos escritos,
no por su contenido, sino por la idea infantil y supersticiosa de que si lo nombras, se queda… si lo muestras,
regresa… sin cantas victoria, perderás.
Por ello y recapitulando, escribo este blog llena de
humildad. Muerta de susto también. Y espero, en cuatro años, haber "ganado la batalla" (aunque esta frase, muy usada para el cáncer, no se adapta a mi manera de ser, pero no encuentro otra). Por
ahora, sólo brindo los pensamientos que vienen y van durante el proceso. No sé bien
para qué sirvan, no sé bien por qué sacarlos a la luz, pero como mucho de lo
que hago en la vida lo hago por intuición y por fe, ahí voy.
Así que brindo hoy el texto que tocaba: el de "Cobijo en el armario". Como todos los textos que voy colgando, éste fue escrito hace ya algunos meses, en un texto largo que llamé "El proceso".
COBIJO EN EL ARMARIO
Al día siguiente de recibir la noticia me levanté callada y me acuclillé en el armario, entre el espejo del fondo, las gavetas, maletas, montículos de ropa y zapatos. Elegí ese lugar sin siquiera pensarlo. Me quedé allí minutos largos, y lloré silenciosamente, arropada por este vientre seguro que encontré, cobijada por mis cosas. Lloré mansamente, sin pensar, sin quejarme, sin autocompadecimientos. Dejé que fluyeran las lágrimas que calmaban mi sed y las mil preguntas que se agolpaban sin pausa. Ese llanto me dio serenidad y paz para los días siguientes.
Luego ha sido un ir y venir de médicos, y llegar cansada a
enterrarme entre cobijas unos minutos. Nunca he podido acostarme de día, aunque
esté enferma, o medianamente enferma. Pero esta vez un cansancio grande se
apodera de mí y me acuesto bajo mis sábanas. Pienso que qué bien que hemos
comprado este futón y que hemos convertido la cama en altar, con sus deliciosas
almohadas de plumas y su rico edredón de algodón y plumas. No quiero hablar con
nadie, ni que me pregunten, ni dar explicaciones. El teléfono con su teclado
para escribir mensajes o correos electrónicos es lo único que soporto, y me
acompaña cuando entra algún mensaje, o leo un correo, o escribo notas en él.
Algunas llamadas se cuelan, y yo respondo sin ganas, cuento algo, pero me
siento “intimada”. Entiendo la tristeza del que ha recibido la noticia, pero la
historia es mía, soy yo la que estoy procesando esto y sé por propia
experiencia que el asombro o la tristeza o la angustia por el otro están teñidas
por el propio miedo de morir. Quiero decir que hay una parte verdaderamente
empática que se pone en el lugar del otro, pero esto ocurre momentáneamente,
pues en primer lugar está el susto y el asombro de la muerte como protagonista
principal. La fragilidad de los otros que descubren la propia fragilidad. En
fin, sigo con mis pensamientos a ciclos diferentes y velocidades infinitas bajo
la manta. Pero me estoy ocupando de algo que serena mi alma desde el día de la
noticia sin escritorio: sentir. Me dedico a sentir. La poesía acude a mí, ella
tan fiel, tan pura, tan alimenticia. Y pronto comienzo a ver con esa visión
desdoblada de finalidades, comienzo a ver el estado puro de la cosa que hay en
frente: una hoja, una enfermera, una puesta de sol, un niño. Todo se vuelve
delicada y prístinamente poético, y pierdo poemas a borbotones, no importa, no
voy a escribirlos porque se trata solo de sentir. He perdido un libro quizás,
estos días, cuando al vuelo me sobrecogen estas visiones momentáneas de lo que
veo más allá de la propia forma. Doy gracias a Dios por este poder, por este
cable directo que tengo al mundo y la materia, y porque saberse atravesado por
el fondo y no por la forma de la cosa es la mejor manera de rezar. Gracias
infinitas por este don, que me permite sentir una rugosidad o un vapor o un
hálito en vez de detenerme en la máscara de la forma (esté viva o no esa
forma).
En facebook, comenta Juan Ernesto Gómez Chompré: Excelente blog Sonia. Lamento que estés pasando por esto. Sin embargo, historias como la tuya, la de Eva y muchas otras mujeres son necesarias escribirlas para crear consciencia y fortalecer a quien cree que todo puede estar perdido. Incluso, sensibilizar a los hombres y saber que nuestro apoyo es importante en esta etapa de la recuperación. Cuenta conmigo, un abrazo.
ResponderEliminarEn facebook comenta Mharia Vazquez Benarroch: querida sonia,te deseo todas las bendiciones. tu blog es inspirador, como también lo es el libro de poemas "Expediciones", de la poeta Beatriz Calcaño, que este año ha superado con creces también un cáncer de seno. Estoy contigo en lo que necesites. un gran abrazo y fuerza.
ResponderEliminarDe su texto sobre Eva Ekval dos cosas me han quedado: la primera "No puedes ser tampoco “un ejemplo para otras” porque cada caso es único y particular y cada tratamiento también..." que considero dolorosamente acertado. La segunda: "está bien escribir sobre todo lo que sientes, pero ¿con qué sentido publicarlo?" y le digo si creo que tenga sentido pues al menos a mi me ha puesto a pensar en la manía de "mercadear todo" incluso el dolor, la enfermedad. Estoy consciente de lo antipático de este comentario y aclaro no está dirigido específicamente al caso de EE. Más si al mercadeo total de todo.
ResponderEliminarTuve una hermana que falleció de cáncer de mama y "algo" aprendí, desde el abandono (no poco común) de su esposo, la estrechez, la batalla ganada y también la batalla perdida, esa que muchas mujeres si han ganado y Dios mediante más y más ganaran.
Sonia hablaste de Fe, esa es la fuerza que mueve al universo, como bien dices cada caso es distinto, pero cada palabra, cada fras, cada escrito tiene su momento justo para alguiwen que lo lea, para alguien qu lo entienda. Lo que hace demuestra una valentía absoluta y eres parte de ese contingente de seres humanos que tienen una hermosa misión de vida, tus palabras, tus experincias servirán para que otros busquen sus caminos, el timpo, eso es relativo, puedes vivir mil años y no dejar nada y pueds pasar un mi´nuto y dejar una profunda huella que perdure en el tiempo. Yo no tengo cáncer, pero perdí a varios seres queridos por esta enfermedad, yo no tengo cáncer, pero a los 38 año años mi corazón sufrió un infarto extenso y luego, cuando se cría que entraría en recuperación, una arritmia me llevó a un evento de muerte súbita, me rsusutaron 3 veces, desde entonces mi batalla es tratar de informar a la mayor cantidad de personas posibles que ya los infartos no son cosas de viejos ni de mujeres postmnopáusicas, no s sólo por endurecimiento de las arterias o cardiopatías preexistntes, es por estrés, es por ansidad, por exceso de trabajo, por tratar de srr extremadamente responsable, es por miedo, es por soledad, es por depresión, un cóctel que se conjuga y causa estragos y hay días en los que ya no sientes fuerzas, la respiración se te cansa, el miedo se apodera, pero hay un pequeño gran detalle, se es mujer, se es madre, se es amiga, se es hija, se es esposa, se es amante y todo ello está atado por la fuerza y el amor de Dios en la Fe, así que sigue adelante, que si bien las respustas físicas y emocionales no son las mismas en cada persona, el sentimiento de saberse comprendido si lo es. Dios te bendiga y ojalá siga escribiendo por muchísimos años más.
ResponderEliminar¡Ay, Sonia! Cuando pensaba que la impresión por la muerte de Eva se me estaba pasando, me consigo en facebook con un link que me trae a esto y la desazón y la especie de nudo que se me hizo en el corazón cuando supe lo de la Ekvall volvieron a cobrar cuerpo en mi pecho. Un vacío adentro que quisiera poder arrancar con las manos y tirarlo.
ResponderEliminarA Eva no la conocí de nada. Apenas habría oído hablar alguna vez de su "reinado" por el Miss Venezuela pues hace muchos años dejé de interesarme por el concurso y casi ni me entero de quién gana cada año. Hasta que su cáncer la puso en las pantallas y en las revistas, con su libro que no he leído ni pienso leer porque es un tema que me golpea y aunque quisiera ser indiferente no puedo.
Mi mamá, hace ya 27 años murió de cáncer, no de seno, de uno endemoniadamente voraz que se la llevó en 15 días. Supimos un lunes que era cáncer y el viernes de esa semana, Viernes Santo, en una cama clínica que instalamos en su habitación se apagó poco a poco. Ella era extremadamente delgada porque sufría de tiroides y en esos días perdía kilo y medio diario, así que cuando murió apenas quedaba ya nada de su cuerpo. Pero, también tengo historias de gente cercana que han pasado por esta lucha, esa pelea a la que la vida sin consultar las ha convocado y han ido venciendo en cada una de las etapas. Tu historia se está escribiendo, la estás escribiendo, serán largos los años pero dentro de 4 espero leer por acá que acabas de recibir el "alta" médico. Mientras tanto, sólo puedo pedirte que salgas del armario, que te lances a la vida a vivirla y a contarla por acá y por cualquier medio que te sirva para comunicarte, para hacer catarsis y para hacernos crecer y sensibilizarnos. Un abrazo...
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ResponderEliminarDificil momento solo nos queda vivir el dia a dia pues de eso trata la vida, mi madre tuvo cancer mamas tambien fue diagnosticada un 21 de diciembre del 2000 si mas no recuerdo y en ella ocurrio un milagro pues cuando iva a comenzar las quimioterapias desaparecieron todos recuerdo que le regale una rosa a mi mama y mi abuela me dijo que se la pusiera a la virgen cosa que hice y bueno la rosa se seco por completo y a los dos dias florecio de nuevo y todo el apartamento olia a rosas fue algo increible hojala y este milagro se multiplique por miles y millones.... Te mando un fuerte abrazo y aqui teiens un amigo mas.. afromarquez@gmail.com Bendiciones
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